La cultura en un mundo de red y la reputación online

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El pasado 17 y 18 de noviembre se celebraron en el auditorio del Museo Picasso de Málaga las  jornadas ‘Redes sociales y museos: reputación y credibilidad en la Red’ –a las que acudió un servidor- que se desarrolló dentro del programa ’20 Miradas. Málaga 20 años bajo la mirada de Picasso y de la programación académica de la Universidad’.

Entre otras cosas, a lo largo de las ponencias se abordó de manera muy acertada los cambios que ha sufrido la comunicación e Internet en los últimos años y cómo los museos no han permanecido ajenos a esta realidad.

Los nuevos medios, las redes sociales y la web 2.0 proporcionan a las instituciones culturales un amplio abanico de posibilidades, que contribuyen a la mejora de su reputación, fundamentalmente, porque son los propios visitantes los que ofrecen una información muy valiosa en la Red, hasta tal punto que supone una mejora también en la confianza y la credibilidad de esas informaciones para otros clientes y usuarios.

La cultura en un mundo en red

Antonio Rodríguez de las Heras, director del Instituto de Tecnología y Cultura de la Universidad Carlos III, estableció una serie de características y premisas para escribir en redes sociales, a tener en cuenta por el redactor o Community Manager:

1)      Hay que dosificar la estrategia comunicativa. Dosificar la información redirigida para que no sea un mensaje efímero.
2)      El lenguaje en las redes sociales es fugaz, por tanto, se retiene poco lo que se habla y es necesario repetir el mensaje. Se trata de una estrategia repetitiva.
3)      El mensaje está plegado a la memora y cuando lo contamos lo desplegamos, tal y como emitimos mensajes en la oralidad lo aplicamos también en lo digital.

Las redes sociales han intervenido en la sociedad como una “operación urbanística” de las pequeñas calles entre grandes edificios se ha pasado a derrumbar edificios y generar grandes plazas en las que las personas se agrupan en “corrillos” para conversar.

De esta forma se recuperan palabras propias del artesanado como  “barrio” o “ágora” con propiedades nuevas. Algo tan antiguo como la palabra hablada y la memoria vuelven con las redes sociales.

Los “corrillos” deben tener un determinado radio porque a partir de una determinada dimensión del grupo se difumina el mensaje. Por ello, es necesario multiplicar los grupos para comunicar.

Lo sucedido durante varios días puedes contarlo oralmente en cinco minutos, un tiempo prudente, sin dejar de ser comunicación. Este carácter ameno es trasladable a la digitalidad: puedes distribuir las palabras en tres dimensiones. Al mismo tiempo, al lector se le dispone toda la información y, luego, él leerá tanto como quiera.

La Comunicación 2.0 establece un paradigma de la “nueva escritura”, una nueva cultura que hay que aprender, ya que en 140 caracteres se puede incluir un mensaje muy creativo.

Mientras que la palabra es fugaz y unidimensional, el campo digital recupera las imágenes en su discurso, el viejo arte de la memoria donde las imágenes se utilizan para retener y contar el mensaje de una manera atractiva.

En el espacio y el tiempo, el “corrillo” se encuentra aquí y ahora; un libro se escribió allí y entonces; mientras que los comentarios 2.0 se encuentran ahí y en un ahora dilatado.

Todo lo que se escribe en las redes sociales no está “ahí” aunque tu imagen (tú) está “ahí” con los demás. El tiempo es un “ahora dilatado” porque los comentarios quedan en suspensión; no tienen la espontaneidad de un chat porque puede estar unos minutos o unas horas. La sensación es que estás presente y lo que produce es la inmersión.

Este “ahora dilatado” permite tener poder de decisión. El poder siempre se representó como más grande o superior a los demás, pero ahora lo pequeño (“el corrillo”) genera ruido que se difunde en las redes sociales donde se difunde y se toman decisiones sociales. Esto tiene tres repercusiones:

1)      La cultura nos pertenece a todos.
2)      No hay cultura sin memoria.
3)      No hay cultura sin poder.

Reputación online

Neus Aqués, analista digital considerada entre las 40 españolas más influyentes de la red, analizó cómo pueden mejorar las instituciones culturales su imagen en internet y en las redes sociales, además de cómo los museos pueden valorar la percepción de sus visitantes. En palabras suyas, Arqués establece las siguientes síntesis apreciables en una entrevista en un diario local.

-“Las redes sociales nos ayudan de dos maneras muy claras, escuchando lo que dicen sobre nosotros los visitantes o las personas que están interesadas en ir a un museo, porque eso da muchas pistas sobre cuáles son los aspectos que valoran y cuáles no les convencen tanto. Las redes sociales también permiten a los museos hablar con esos usuarios y responder a sus inquietudes en una comunicación muy personalizada”.

-Una cosa que caracteriza a las redes sociales es que no existe el modo borrador; aprendes sobre la marcha. A veces los errores son pensar que internet es la comunicación de toda la vida y que nosotros vamos a hablar y todo el mundo va a estar allí esperando por lo que digamos y no es así; o quizá querer estar en muchos sitios y no pensar cómo podemos realmente optimizar nuestra presencia en cada uno de ellos; no tener una línea editorial, es decir, no saber exactamente por qué estamos en un sitio y, por tanto, no saber qué queremos decir. También, no escuchar a nuestros usuarios. Errores hay muchos pero hay que pensar que a la larga habrá más aciertos que errores”.

-“El Community Manager es el profesional responsable de ser la voz de ese museo (institución) en internet”.

En esta campaña electoral, Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, libran su batalla electoral también en internet. ¿Cree que la Red puede movilizar al electorado e influir en el voto?
“Internet es un canal que, a diferencia de los medios convencionales, no sólo permite sino que anima a la participación y el debate. El salto del debate a la intención de voto es otro tema que deberá estudiarse”.

El Community Manager requiere una serie de competencias que están en constante evolución

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Para desempeñar el puesto de Community Manager siempre se nombran algunas competencias claves como son:

_ Gran iniciativa.
_ Buena capacidad de comunicación.
_ Capacidad de improvisar rápidamente.
_ Visión global del negocio.
_ Empatía y tacto.
_ Actitud de trabajo en equipo.

Si hacemos un repaso a la definición de Community Manager de la Asociación Española de Responsables de Comunidad Online (AERCO), “el Community Manager es la persona encargada o responsable de sostener, acrecentar, y en cierta forma, defender las relaciones de la empresa con sus clientes en el ámbito digital, gracias al conocimiento de las necesidades y los planteamientos estratégicos de la organización y los intereses de los clientes. Una persona que conoce los objetivos y actúa en consecuencia para conseguirlos”.

En este sentido, podemos resumir que un Community Manager supone un verdadero nexo entre la empresa o proyecto y la comunidad de los seguidores y/o usuarios de dicha empresa o proyecto en Internet, atendiendo a una serie de objetivos delimitados como pueden ser conseguir notoriedad (branding), o mejores resultados comerciales (aumentar ventas).

Por tanto, un Community Manager no tiene necesariamente que saber realizar acciones que en Internet le pueden otorgar, como crear páginas Webs html y Blogs, posicionarlos o realizar acciones de Marketing Online, aunque estos conocimientos son tremendamente útiles. Es equivalente de afirmar que un periodista no necesita saber utilizar herramientas informáticas. Si bien es verdad, el periodista podrá perder importantes oportunidades por no contar con estos conocimientos.